miércoles, 26 de septiembre de 2012

La conversación que me gustaría tener



¿Qué tal hombre? Tienes mala cara. Ya te pedí un café. Mal día ayer ¿no? No me extraña, ya vi algo en las noticias. Ostras, ¿Y ese moratón? Pues sí que debió ser buena la que se montó. La verdad es que por lo que vi en la tele os pasasteis un poquito ¿no? Un poquito bastante diría yo. No, no me mires así. Que sí, que ya sé que vosotros no empezasteis. Sólo jodería. Pero a lo mejor podíais haber evitado que pasase.

Sí, en eso estoy de acuerdo. Siempre son los mismos tarados los que empiezan el lío. Y les da igual que sea una manifestación, que haya ganado su equipo, la selección o lo que sea. Si esos no me dan pena cuando reciben. Pero vosotros también tenéis a los vuestros ¿eh? ¿No me digas que no tienes ningún compañero al que le guste dar cera? Pues eso.

¿Qué cómo se podía haber evitado? Mira, yo sólo sé sobre control de masas lo que aprendí en un curso de cinco días sobre barcos de pasaje y lo que he leído en libros de Asimov. O sea que muy poco. Pero estoy seguro de que vosotros tenéis compañeros expertos en el tema. Psicólogos seguramente. Así que no voy a haceros yo el trabajo. Pero por ser tú, te doy una idea.

Yo mandaría a unos cuantos compañeros vuestros, los que tengan mejor labia, o carisma si prefieres, a hablar con la gente. A poder ser tan pronto como empiecen a llegar los primeros manifestantes. Sin casco y mirando a las gente a la cara. Y que dijeran algo del tipo: “Mirad colegas, me parece muy bien lo de esta manifestación. Estáis en vuestro derecho y entiendo y comparto los motivos. Pero ¿veis esas vallas? Bien, pues nos ha llevado toda la mañana colocarlas así que se van  a quedar ahí y vosotros a este lado. Gritadles lo que queráis a los de ahí dentro, pero que haya paz.” Y si a alguien le da por gritar “¡De eso nada, a quemar el congreso!” que tu compañero le responda que quemado ya esta él, que le han bajado el sueldo y quitado una paga.

Esto es mejor hacerlo cuando aun son solamente 500-1000 manifestantes y sólo unos 10 o 20 exaltados. Empatía, tranquilidad, autoridad y desacreditación y hasta un poco de humillación para el primero que quiera encender la chispa. Y luego repetición del mensaje cada cierto tiempo. Pero si esperáis a que  sean seis mil ¿Qué? ¿Qué fueron más? Ya lo suponía. Pues eso, que si esperáis y los exaltados se convierten en 200 o 300 la lleváis clara. Ahí sí que entiendo que no os pongáis en rollo “Disculpe señor manifestante alborotado, ¿Sería tan amable de dejar de tirarnos objetos?”. Los estados de ánimo se contagian. Y cuando sean 60 mil y los alborotadores dos o tres mil (tiempo al tiempo), lo de las cargas a lo salvaje me da que no os va a funcionar, que no sois los rohirrim.

Media España piensa que sois unos descerebrados sanguinarios que os pasáis el día pensando como oprimirnos y sacándole brillo a la porra. Y días como el de ayer no ayudan mucho a mejorar esa imagen. Ya sé que no os infiltráis entre los manifestantes para provocar luego las cargas, pero también sé que la sangre que se vio correr no era kétchup. Una cosa es vuestro trabajo, que en ese caso era proteger la entrada al congreso y otra es pasarse. Por cierto chapó en lo de la protección. Quedé flipado con lo de los tres anillos de protección. Tres más y le cambian el nombre de Congreso de los Diputados por Minas Tirith. Lo malo es que los orcos estaban dentro.

No puede ser que sea el pueblo contra vosotros o viceversa, porque somos lo mismo. Sois nuestros vecinos. Ya sé que vosotros también estáis hasta los huevos de los políticos. Que os han recortado no sólo el sueldo y las extras, sino también en equipamiento y medios. Tanto que dentro de poco tendréis que detener a los malos de verdad con pistolas de agua. ¿Por qué no intentáis contarle eso a la gente en vez de molerla a palos y dejáis las porras para terroristas y narcos?

¿Qué te tienes que marchar ya? Bueno pues no te lío más. Ya sabes que me embalo enseguida. Nada, hombre, a cuidarse. Ah, sólo una cosa más, si tienes la oportunidad, dile al iluminado ese que tenéis en el sindicato, el que dijo eso de “leña y punto” que si va a decir tonterías lo haga en privado. Porque en público os representa a todos.

Ya pago yo los cafés. La siguiente te toca a ti.

Nos vemos.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Alta mar, temporal y fútbol



Travesía movidita hasta el momento. La primera noche cogimos mal tiempo y se ve que le caímos bien porque ha decidido acompañarnos todo el viaje. Parece ser que el estar tanto tiempo fondeados o amarrados a puerto este verano ha pasado factura. A las chicas se les olvidó que los barcos se suelen mover a merced de las olas y la primera noche hubo destrozos varios en el interior.

Visto que la meteorología no estaba de nuestro lado, cambiamos ligeramente la ruta para pasar al sur de Creta y tener así algo de protección. Y la tuvimos. Por unas horas. Al pasar la isla nos esperaba más de lo mismo al otro lado. Por suerte nada lo suficientemente malo como para hacernos parar.

Una de las incomodidades, entre muchas, que tiene el mal tiempo, es que la televisión deja de funcionar. Qué rápido se acostumbra uno a tener el partido de su equipo en un canal árabe. Por suerte y sorpresa, la conexión a internet ha seguido funcionando, con lo que al menos he podido escuchar el partido.

Estaba tan metido en el partido que hasta no me di cuenta de que algo había cambiado a mi alrededor cuando éste acabó. Ya no nos balanceábamos. Y es que parece ser que en los 90 minutos que me dediqué a aplaudir a un danés bajito (últimamente los daneses bajitos me dan bastantes alegrías, por muy raro que esto pueda parecer), hemos dejado atrás, por fin, al temporal.

Sólo me queda una guardia más. Mañana por la mañana llegaremos al puerto base. Amor y odio.
 
El siguiente partido lo veré comiendo comida mejicana con mi mujer.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Destino final


Al final volvemos a Chipre. No supimos  nuestro destino hasta un par de horas antes de la partida. Ridículo. Aun así, que suspiros de alivio se escucharon. Hasta el calado del barco disminuyó unos cuantos centímetros del gran peso de encima que se sacaron algunos compañeros. Y hasta yo mismo.

No es que Chipre sea mi isla preferida, pero tiene sus cosas. Y en comparación con el resto de posibles puertos es el paraíso.

Son más de mil millas marinas de navegación. Y todas en la dirección opuesta a casa. Pero eso no es del todo cierto. Allí esperaré a Andrea en diez días y a un avión que me lleve a Vigo en unos treinta. Así que tengo la impresión de que navegamos en la dirección correcta.

Estamos cruzando el mar Jónico. Tengo una emisora de radio española puesta mientras fuera nos rodean cientos de delfines. Todo el mundo parece estar hoy de buen humor. Es un buen día.

Bueno, pero no perfecto. A cada milla que pasamos, me pregunto si estas no serán las últimas. Si este no será mi última travesía a bordo de este barco.

Y aunque me alegraría mucho de que así fuera, sé que echaré de menos a esta vieja dama.

El tiempo dirá.

martes, 18 de septiembre de 2012

Final e incertidumbre


Terminamos el mejor chárter de la historia. Si el hombre que ha alquilado el barco estos días decidiese comprar el suyo propio tendría 19 currículums en la mano al minuto siguiente.

Como despedida, nos invitó a toda la tripulación a tomar una copa de champán con él y su familia para darnos las gracias uno a uno. Nos han dejado una buena propina, pero eso es sólo dinero. El regalo personal que nos hizo a cada uno, dedicado y firmado, no tiene precio. Para mucha gente no sería más que un detallito, pero la parte de mi ser que se niega a retirar a Toby y al Halcón Milenario de nuestro “salón” lo adorará como a un tesoro.

Con esto acabamos la temporada. Hoy deberíamos salir a tomar algo y celebrarlo. Probablemente así sea, pero no está el horno para muchos bollos. A menos de 24 horas para partir de aquí, no tenemos destino. No tenemos puerto base. No sabemos dónde vamos a estar ni mañana ni el resto del invierno.

Para mí, que un mes justo estaré haciendo las maletas, es un inconveniente, pero para algunos compañeros el no pasar el invierno en Chipre puede ser un cambio importante en sus vidas. Y una putada.

Los dueños están intentando buscar un sitio aun más barato que Puerto Amargura. Las opciones son desalentadoras: La Zona Muerta, Las Tierras Baldías, La Nada de la Historia Interminable, Más-Allá-Del-Muro y Puerto Mordor, dónde se extienden las sombras. Cada destino más atractivo que el anterior.

El cambiar Guatemala por Guatepeor ya sería suficientemente malo, pero el no saberlo y no poder organizar tu vida ni siquiera un poquito es lo peor de todo.

De cualquier manera, mañana cambiaremos de aires.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Chárter


El chárter no pudo empezar peor. En la primera conversación con uno de los invitados me preguntó si era australiano. Me han llamado de todo, pero ¿australiano? ¿En serio? Y justo cuando salíamos del puerto cogimos un cabo con una de las hélices. Ferpecto.

Pero mientras estábamos ocupados reamarrando el barco y tratando de conseguir a un buzo para que solucionase el problema, el invitado principal, es decir, el que va a pagar, apareció por la zona de popa para ver qué pasaba. Después de explicarle el problema, sonrió, bebió otro trago de champán y nos dijo: “Estamos a bordo. Tengo una copa en la mano y muchas más esperando ahí dentro. Así que no hay prisa”. Esa es la actitud, claro que sí. Siempre digo que en vacaciones hay que llevar reloj de agujas y no digital.

Y a falta de cuatro días para terminar el chárter esa ha sido la tónica general. Son, de largo, los mejores invitados que hemos tenido nunca a bordo. Educados, simpáticos, relajados. Hacen un poco de todo pero no abusan de nada, con lo que nos mantienen ocupados pero sin que nadie pueda llegar a cansarse demasiado. No nos importaría tenerlos un mes a bordo. De hecho no encantaría hasta que comprasen el barco. Si es que son tan guays que hasta se han traído un curling de mesa. Escandinavísimo.

Hemos navegado por las cercanías de Nápoles: Capri, Amalfi, Positano, Sorrento… Ayer volvimos a Nápoles ciudad y hoy hemos hecho cambio de invitados. Se han ido los amigos y ahora viene la familia del invitado principal. Ahora mismo estamos atracados en Ischia, en un puerto natural que es en realidad el cráter de un volcán. Por cierto que dicen que esta isla se está hundiendo. Debe ser cierto, porque desde el barco puedo ver como cuando llega un ferri un poco grande el agua llega a los pies de las mesas de las cafeterías cercanas.

Cuatro días para terminar. Luego al este de nuevo.

Aunque aún no sabemos a dónde.