Decía hace
unos días que este sitio a pesar de parecer un paraíso caribeño, que lo es, tiene un lado oscuro y
peligrosete. Estábamos avisados. Este viernes por la noche un compañero lo
comprobó en sus carnes.
A la una de la
mañana me despierta una llamada telefónica. Desde el camarote no tengo buena
cobertura así que no oigo lo que me dicen. Salgo a cubierta pensando que los
compañeros que han salido se habrán dejado el mando para subir y bajar la
pasarela o algo así. Lo típico.
Lo que me
encuentro es a uno de nuestros marineros, sin camiseta, con los pantalones
cortos destrozados, sangrando un poco por una pierna, diciéndome que le han
robado y que le han querido apuñalar. Rápidamente le digo que pase para
dentro y que me cuente todo. Esta es su
historia. (No recomendada para menores de trece años)
Resulta que
fueron a la fiesta que se hace todos los viernes en la calle en una zona
conocida como Gros Islet. Dicho marinero había bebido, pero nada exagerado. Le
conozco y le creo. En un momento dado le entraron ganas de mear así que se fue
a la playa que está al final de la calle, a unos 50 metros de toda la fiesta.
Allí,
mientras meaba, se le acercó una prostituta, le agarró el pene y le preguntó si
quería tener sexo con ella. El marinero le apartó la mano mientras le decía que
ni de coña. Acto seguido la chica sacó unas tijeras e intentó cortar al
marinero dónde antes tenía la mano. Menos mal que este se apartó como pudo y
las tijeras solo le rajaron el pantalón y el muslo.
Sorprendido
y asustado, mi compañero ya se disponía a salir pitando de allí cuando en
dirección opuesta se le acercó un tío alto y gordo. La chica en esto se puso a
gritar que le diera todo el dinero que tenía encima mientras le intentaba
agredir con las tijeras, esta vez apuntando más arriba, a cabeza y cuello.
Medio
huyendo de la loca de las tijeras acabó en los brazos del gordo, que le quitó
el móvil y un par de billetes, aunque consiguió zafarse de él perdiendo la
camiseta. Cuando llegó a dónde estaban el resto de los tripulantes que habían
salido, avisaron a la policía, que resultó ser tan eficaz como los bomberos y
después de poner una inútil denuncia se volvieron al barco.
Mientras me
contaba la historia le limpié un poco la herida y se la cubrí. La verdad es que
fue un corte poco profundo. También tenía un pequeño corte en el brazo. Nada
grave.
Está claro
que hay que andarse con ojo por aquí.
Vaya semanita.
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