Lo decía un
colega hace unas semanas. Cualquier entrevista a un jugador o entrenador
antes o después de un partido es la
misma serie de tópicos y estupideces repetida hasta la saciedad.
Hasta el
Barcelona del sextete le tenía un respeto enorme al Villatripas de Arriba en
segunda ronda de Copa del Rey porque todos sabemos que no hay rival pequeño. Y
por supuesto ese era el partido más importante de la temporada y nadie pensaba
en El Clásico de dos días más tarde porque, también como todos sabemos, hay que
ir partido a partido.
Cualquiera
que diga lo contrario es un tonto, un loco, un agitador.
Pero aquí,
desde que llegó, el Señor Berizzo, vamos a nuestra puta bola. Este
inconsciente, osó decir en su primera temporada y con un equipo diseñado para
la permanencia, que él empezaba todas las competiciones con la intención de
ganarlas.
Este tarado,
que plantea todos los partidos como si no hubiese mañana, que lo mismo hace que
su equipo (que es también el mío) le pinte la cara a los grandes o que salga
escaldado por tipos mucho más racionales como el bueno de Emery por salir a
tumba abierta, está cambiando las cosas.
Habrá que
tener cuidado porque su locura es contagiosa. Sólo así se explica que hasta sus
jugadores, en pleno mes de Enero y antes de jugar contra el Valencia en octavos
de final, con toda la tela que queda por cortar, se atreviesen a decir que este
equipo quiere y puede ganar la copa. A la mierda el “partido a partido”.
Igual el
miércoles que viene el Madrid nos da la del pulpo en Balaídos. O no.
Pase lo que
pase, que siga la locura.
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